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Mostrando entradas de diciembre, 2017

El padre de más de 600 niños

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     Creo que ha llegado el momento de escribir sobre la persona que inició todo. Aquel hombre que junto con Laura Perna, (Mamma Koko) fundó un hospital para atender a los congoleses en Kimbondo y acabó siendo padre de muchos de ellos. “Nada de esto ha sido nunca pensado” , asegura el sacerdote, “simplemente hemos ido respondiendo a las necesidades de la gente, en especial de los niños, y hemos sido instrumento del proyecto que Dios ha querido hacer aquí”. El padre vino a África hace cerca de 37 años. Enseñaba en el seminario. Pero una médico italiana le sugirió que abrieran juntos, ya que ambos eran médicos, un hospital para los pobres. Así surgió la Pediatría de Kimbondo. Sin embargo la situación en el Congo se volvió cada vez más difícil debido a las guerras y a la inestabilidad política, lo que a su vez acrecentó la pobreza y la desesperación de la gente. Por ello, sabiendo que ni el Padre, ni Mamma Koko desatenderían a sus hijos, muchas familias comenzaron a abandonarlos a

Padre Hugo, ¿ Quién fue Mamma Koko?

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     Os voy a hablar de Mamma Koko con las palabras que me ha transmitido el Padre Hugo,  al que consideró como su nieto y probablemente la persona más indicada para hablar sobre ella. Laura Perna nació en la provincia de Nápoles, en el sur de Italia en 1919. Allí se enamoró de un joven, pero su historia  se vio truncada por la Segunda Guerra Mundial. Su novio falleció en Egipto. Laura terminó  sus estudios en la Universidad de la Sapienza de Roma y después partió a Siena, donde  vivió gran parte de su vida. Se dedicó a la medicina y nunca se casó. También fue docente en la universidad de la misma ciudad.     Al llegar su jubilación, decidió que sus conocimientos y su experiencia podían seguir  ayudando en en tercer mundo. Por eso vino al Congo donde se hospedó con unas monjas.  Allí supo de un sacerdote chileno, que como ella, era médico, y tenía un dispensario en Kimbondo.  Lo buscó en el seminario, donde él impartía clases. Y le dijo “ Padrecito, ¿ Por qué no hacemos un hos

La cruz blanca

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    Hoy he visto una cruz muy particular. Decorada por niños pequeños para su hermano y amigo que se ha ido al cielo. Era blanca y en diversos colores estaba escrito el nombre del niño tan especial: Moïse. También estaba decorada con florecitas. Esta cruz ha tenido una bella función, y le queda otra más importante. Ha custodiado él ataúd del pequeño. También ha encabezado la procesión desde la capilla de la pediatría, hasta el coche que le llevará  al cementerio. Sostenida por uno de los huérfanos más mayores, todos la hemos seguido.  Empezando por el pequeño Moïse, y detrás de él, los sacerdotes y del resto de niños,  voluntarios, médicos, enfermeras, cuidadoras y demás personas que le querían.     Después, sus hermanitos han vuelto a su casa, la Maison Foyer, y le han llorado  amargamente. Varios voluntarios, también entre lágrimas, les hemos consolado y dado cariño. Su hermanito está muy cerca de Dios .     Ayer vino su padre biológico después de años, cuando lo

El niño especial se ha ido al cielo

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      Moïse fue la primera persona de la que escribí en este blog después de explicar qué es Mamma Koko. Os hablé de su fuerza y su lucha, de su sonrisa y su valentía. Los que lo conocieron antes de su enfermedad saben lo vigoroso, deportista y juguetón que era. Saben lo que para él supuso estar tanto tiempo aislado para no contagiar el bacilo de la tuberculosis. Yo he visto como ha batallado hasta el final.       Hace unos días, quedé con una amiga belga que está viviendo en Kinshasa y me comentó que conocía a algunas enfermeras que trabajan en el hospital donde estás últimas semanas han tratado a Moïse. Estas le preguntaron si me conocía, ella asintió, y le transmitieron que sabían quién soy porque el pequeño preguntaba por mí. “Tienes que ir a verlo”, me dijo. Y hoy ha sido ese día. El día en el que nos hemos encontrado. Rafa, otro voluntario y yo hemos aprovechado que la ambulancia de la Pediatría iba a trasladarlo a otro hospital para hacerle la diálisis. Y nos hemos v

Cuando el amor se contagia

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    Cuando llegué a la Pediatría de Kimbondo, el padre me dijo que había un grupo de personitas a las que quería que les dedicase parte de mi tiempo. Son niños muy muy  especiales, con los que no he tardado en encariñarme. Tienen en común que todos  presentan alguna discapacidad que les impide moverse, y la mayoría tampoco pueden  hablar. Por ello son totalmente dependientes. En estos pequeños se personifica la frase  que decía Santa Teresa de Calcula “ da más el que menos tiene”, porque no tienen nada, ni siquiera autonomía para jugar, correr, cantar, o expresar su opinión, pero te lo dan todo. Y  entiendo por todo, aquello “esencial” que para Saint Exupery era invisible a los ojos.      A uno de ellos, Marco, ya lo conocéis, porque escribí sobre él en una entrada anterior.  Los once restantes también son dignos de un artículo, tal vez algún día lo escriba.  “Mis amigos”, como yo les llamo, pasan la mayor parte del día en una cunita mirando el techo, aunque desde hace uno

Lo que aprendí de Faustino

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 Probablemente Faustino sea una de las personas más pequeñas sobre las que se haya publicado algo. No sabemos su edad exacta, seguramente tenga entre 4 y 5 meses. Llegó hace poco más de un mes a la Pediatría de Kimbondo. Como tantos otros niños de aquí, es posible que nunca recuerde ni sepa quienes fueron sus padres, el lugar donde nació y el que algún día fue su hogar. No conoce sus raíces, ni su apellido, sin embargo para él eso ahora no es importante. Vino un poco mal nutrido, aunque tiene buen comer y está recuperando mucho peso. Tenía el pelo a lo afro, pero se lo han cortado para evitar los piojos. Sus ojos brillan intensamente cuando le miras y sus mofletes se elevan devolviéndote la sonrisa.  Los bebés como Faustino, pese a ser personas tan pequeñas, realmente tienen muchos motivos para ser admirados e imitados en diferentes aspectos. Viven el hoy y el ahora. Se dejan sorprender por las pequeñas cosas de la vida cotidiana. Las aprecian y se ilusionan con ellas. Disfruta

La frase que lo cambió todo

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     No sé si alguna vez te has preguntado el por qué de ciertos acontecimientos que han ocurrido en tu vida. Puede que algunos de ellos te hayan parecido injustos y hayas estado enfadado/a con el mundo, con la vida o con Dios por ello. Seguramente en ese período en el que te hayas dejado llevar por la rabia hayas sido infeliz.      A veces pensamos que merecemos ciertas cosas, y en cambio otras no. El estado de bienestar nos hace creerlo. Y nos enfada que otras personas tengan lo que no merecen y no posean lo que merecen. ¿Es injusto acaso? ¿Tiene que ser la vida tal y como queremos que sea para poder ser felices? Lo cierto es que al final todo pasa y no pasa nada, hasta aquello que parece que nunca vaya a desaparecer o que no vayamos a superar.      Sobre este tema hablé con Antoine, uno de los adolescentes que viven en Mama Laura. Esta es una de las varias casas de jóvenes de la Pediatría de Kimbondo. Hay más de cien jóvenes en total. Le pregunté qué quería estudiar cuan

Cómo prosperó el poblado africano de Nkinta

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     Nkinta      A cuatro horas de Kimbondo donde se halla el hospital- orfanato hay un poblado donde el padre Hugo Ríos Díaz también ha tendido su apoyo. Hace dos días que me llevó allí,  aunque no es la primera vez que voy.      En 2010, el padre Hugo fue galardonado con el Premio Internacional de La Paz, la Cultura y de la Solidaridad. El sacerdote pensó en cómo invertir el dinero que recibió por tal homenaje, de la mejor manera. Entonces soñó con un lugar. Y pensó en brindar su ayuda fuera de las puertas del orfanato. Llegar al África profunda. Por ello empezó a buscar un territorio similar al soñado. Y lo encontró. Promocionó a uno de sus trabajadores para que fuera el jefe del poblado y prometió prestar su mano para que este creciera próspero y sano. Así, mandó construir, con ayuda de algunas ONGs , un dispensario médico y una escuela, que respondieran a las necesidades de los lugareños.      El día que me llevó, el 29 de diciembre de 2017, fue la inaguración