La estrella de Jill



   Hoy es un día especial para mí y raro a la vez. Es uno de esos días en los que celebras algo, pero no estás todo lo contenta que " deberías".  Entonces, he echado la vista atrás, y me he acordado de ellos...en especial del alegre Jill.  Hace tiempo que volví de Mamma Koko y si todo va bien, tornaré este verano de nuevo al corazón de África. E intento no olvidar todo lo que me han enseñado cada uno de ellos. Sigo pensando que la ayuda que recibimos los voluntarios que vamos, es mucho mayor que la que podemos darles.

   Pero ¿ por qué he recordado a este jovencito en concreto? Lo  recuerdo porque sus carencias le condicionan pero no le determinan, porque sus limitaciones no le impiden que siga luchando por su meta, porque no se pregunta si es injusta o no su vida, simplemente ve las oportunidades y las busca. Jill nació sin brazos, por eso cuando le pedí que me dibujara una estrella, se sentó en un bordillo, y la trazó con su pie.  Siempre era uno de los primeros dispuesto a ayudarme a pasear a sus hermanos en sillas de ruedas. Me decía: " Yo puedo, empujaré con el pecho". Y cuando el padre Hugo se olvidaba las llaves, deseaba ser él quien se las acercase, portándolas entre su cuello. 

  Es cierto que el mundo tecnológico y en muchas ocasiones, las redes sociales, nos incitan a comparar nuestra vida con la de los demás. Vemos las fotos de gente que viaja a sitios espectaculares, las carreras profesionales a las que llegan nuestros contactos, y un mar de imágenes e historias que nos pueden hacer creer que nuestra vida vale menos en vez de apreciarla. Muchos queremos vivir aventuras, experimentar, y no vemos la belleza del día a día, el permanecer y disfrutar de las cosas pequeñas ¡eso sí que es un talento! El madurar con una vida normal, con limitaciones y oportunidades, pero siempre preciosa si tomamos la actitud adecuada. 

  Por eso Jill dibujó esa estrella con tanto cariño y cuidado. Él no intenta hacer las cosas como los demás, porque no tiene brazos, y sencillamente no puede. Pero sabe buscar otro modo. Ve sus posibilidades y las acepta, y por ello lo he descrito destacando su alegría. Por tanto, celebremos y amemos la vida, tal y como es, un regalo y un don distinto para cada uno. 

M.M

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